14 de junio de 2007
Los estímulos vitales
Un tipo quiere levantarse de la cama, le ha sonado el despertador, pero con los ojos completamente pegados de legañas, muerto de sueño, su cuerpo se le resiste. Hace varias maniobras para conseguir ponerse en pie, mientras la radio suena anuncios a volumen considerable. Levanta un brazo y luego otro, luego el tronco, y cuando parece que va a girarse y sentarse sobre la cama, los dos brazos caen bruscamente y el tipo se vuelve a acurrucar. En la radio dicen "son las ocho de la mañana" y el tipo se sobresalta, se estremece y sin abrir los ojos, pone cara de cabreo vultúrico. Se da la vuelta y se estira varias veces, siempre con los ojos cerrados. Vuelve a levantar los brazos y por fin consigue situar el tronco en ángulo recto. Se está sentando al borde de la cama cuando un ataque de sueño repentino e indomable le regresa a las sábanas. Se da la vuelta, se acurruca de nuevo y pone cara de placidez. En la radio comienzan a dar las noticias a pitidos intermitentes. El locutor informa: última hora, ya son 123 los presos en hambre de huelga, y el tipo contrae la cara, se encoge, de golpe abre los ojos, dice, mierda, cojones, joderrrr... Y se levanta. Ya en la cocina, prepara un café hipercargado y lo deja haciéndose. Se dirige al baño y abre la ducha. Vuelve ya vestido, aseado, afeitado, a la cocina y se toma un par de tazas de café. Sale de su casa.
En el coche pone la radio y comienza a conducir. Se le ve inquieto, nervioso, se mueve mucho. Mira a todos los coches. Uno le sale bruscamente por la izquierda sin respetar el ceda y le produce un fenomenal sobresalto: pisa de golpe el freno, y con ello obtiene un alud de pitadas. El tipo evoluciona al estado de tensión mandíbula dolorosa. Suda. Dice, mierda, joderrrr, le dan palpitaciones. En un semáforo abre su cartera, saca un lexatín de ella y se lo traga sin más.

Llega por fin a su oficina, con signos de sueño renovado. En el ascensor alguien le dice hola pero no devuelve el saludo, ni reacciona al intenso perfume de la de recursos humanos, a su espalda. Cuelga su gabardina encima de una chaquetilla verde y se sienta a trabajar con los ojos entrecerrados. Al poco un compañero le dice, eh, tú, que te estás quedando dormido. Sí, responde el tipo, me vendría bien un café cargado.
Se sirve un café en la cocina de la oficina, negrísimo, mientras charla con unos colegas. Comienza a hablar de todo un poco, riéndose, sin parar. Cuando vuelve a su sitio se acuerda de algo, se levanta, va rápido por el pasillo, toma el ascensor, saluda a todos, se ríe mucho. De regreso a su mesa, es convocado a una reunión. Se levanta muy dispuesto, pero nota... palpitaciones, joderrrr.... Abre su cartera y el grifo de la máquina de agua y se toma otro lexatín.
En la reunión se está adormilando. No puede mantener los ojos abiertos más allá del guiño. Disimula como puede. Hace como que toma notas y solo pinta dibujitos, palabras sin sentido. Si le miran procura asentir con la cabeza y abre mucho los ojos de repente. En un descuido de sí mismo, da una cabezada tremenda, lo cual por suerte nadie nota, enzarzados todos contra la de recursos humanos. Asustado y mirando mucho alrededor, el tipo hace un esfuerzo por entender los gritos, lo cual le agota y vuelve a caer en un sopor total.
Acaba la reunión y su amigo le dice, coño, Pedro, ¿no te habías tomado un café? No sé tío, le dice Pedro, estaría flojo, ¿salimos al bar a tomar algo?




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Lo pensó A. a las 15:11 | Enlace a la entrada |


2 Comentarios:


  • At 11:54 a. m., Anonymous Anónimo

    Te lo voy a poner fácil muy fácil:

    contrae a cara
    Mira a todos los coches.
    ----
    yo hoy estoy así de dormida, pero sin lexatín. Deberían hacer algo para que las noches fueran más largas.
    Devita

     
  • At 12:34 a. m., Anonymous Anónimo

    Pues veréis...

    A mí me gusta mucho esto de los anagramas, los acrónimos, la cábala, el bustrófedon y hasta el ornitorrinco.

    ... pero es que se me da mal pensar, qué queréis que haga.

    Así que me limito a un comentario que por falta de enigma y de ciencia cabalística arriesga a ser prosaico. Arriesguemos:

    Este Pedro-coño-joderr que flota entre palpitaciones y lexatines es una foto en blanco y negro hiperexpuesta e hipercontrastada. Va con un cazamariposas queriendo atrapar luces y sombras.

    No sé si conocéis esa canción -el autor ya andaba pasadillo en mi juventud y era pasto de neohippies- que habla de sombras sobre luces en la clara oscuridad de un mundo absurdo que no sabe adónde va...

    La cuestión es, sin embargo, que la realidad absurda siempre se rompe por la epifanía de las perspectivas insospechadas. ¿No es acaso absolutamente lógico que los presos anden hambrientos de huelgas? Yo lo estaría si me encontrara en el talego, e incluso sediento de alguna que otra mani.

    Pero cuidado conmigo, que esto remite otra vez a la nostalgia. Esa puñetera...

    Saludos del

    Exiliado