29 de septiembre de 2007
Creatividad y márketing
Adoro a los creadores de spam. Cuánta neurona desperdiciada, señor. No sé que hacen las agencias de publicidad que no rastrean a esos artistas que constantemente burlan los filtros anti-spam, cada vez más refinados unos y otros. A mi correo llegan últimamente auténticas obras de arte del desafío a la detección.
En un primer tiempo, los spam eran descarados y puros, directos y sinceros: tengo lo que buscas, se llama así y te lo vendo por tanto. Viagra, Cialis y demás potenciales medicamentos felices pasaron a formar parte de la lista de palabras indeseadas en el correo electrónico. El siguiente paso fue transformar las letras disimulando identidades, pero de manera que aún pudieran reconocerse las intenciones: los unos y las íes se volvieron signos de la misma calidad, proliferaron vocales vueltas a lo ruso y aún así, el interesado sabía perfectamente de qué le hablaban. Pero como todo conjunto de signos es limitado, los filtros aprendieron, extrajeron y volvieron a prohibir.
En una tercera evolución, las ofertas de Viagra se han trasformado en afiches electrónicos, imágenes explicitas en la que no caben listas de palabras-disparador para bloquear un correo no deseado. Me temo que los desarrolladores de filtros, en feroz carrera, han vuelto a reaccionar supongo que a golpe de OCR y ahora las imágenes tienen que ser más sutiles, más indefinidas, más disimuladas en sí mismas. Con sarampión multicolor y escoradas, a prueba del Abby FineReader y los que vengan. Por ejemplo:



¿Hay o no hay poderío y derroche de ingenio? ¿En qué poquísimo tiempo estará superado, por los espameros y sus contrapartes filtradoras?

Es muy contrastable, además, este chorreo de imaginación en constante desarrollo, con la aburridísima publicidad directa teléfonica que sufrimos los que tenemos consignado en algún sitio nuestro número de línea (o sea, todo el mundo). Voces cansadas y acomodadas que no se salen de un guión hace medio siglo y que aún pretenden vendernos cualquier tipo de seguro, tarjeta o vacaciones en La Manga sin la más mínima convicción. Que insisten en pedirnos permiso para hacernos unas preguntas, cuando nadie tiene jamás, por definición, tiempo para contestar ninguna encuesta telefónica. Que no se merecen una mala respuesta, pues nadie ignora sus condiciones de trabajo, pero que indignan llamando a las diez de la noche a los hogares donde ya suficientemente está fastidiando el telediario. A los que solo sirve dar respuestas justamente eso, creativas, para que al menos los vendedores salgan del muermo y de la desidia de quien vende un producto que jamás se podría ni permitir. Por ejemplo:

- Buenas noches. ¿Se encuentra X López de Y?
- Se encuentra.
- Ah... ¿y podría hablar con él?
- Quizás.
- Ehh... perdone, ¿está en casa don X López?
- No, en este momento no.
- ¿Y cuándo podría localizarle?
- Hummm... teniendo en cuenta que trabaja de 10 a 4 de la mañana, hmmm... pruebe usted como a las 5 que se estará duchando.
- ¿A... las... 5... de la tarde?
- No, de la mañana. (...) Pero mire, si quiere puede hablar conmigo, yo también soy titular.
- Ah... espere que lo consulto...
- Consulte usted.
- (...)
- (...)
- ¿Usted puede contestarme a unas preguntas?
- Sí, lo haré encantada.
- De acuerdo, entonces... ¿hay alguna persona mayor de treinta años en la casa?
- Varias.
- Ah... ¿De qué edad, por favor?
- ¿Cuál de las doce?
- No... bueno, usted, su marido...
- No es mi marido.
- ¿Don X López de Y no es su marido?
- Jejeje, que sí, que sí es mi marido. Venga, que se lo digo.
- Ah... ¿Qué edad tiene su marido?
- 83 cumplidos.
- (...) ¿Y cuál es su edad?
- Yo tengo más o menos 38. (ahí está el secreto, ir alternando)
- (...) Eh...
- (...) Dígame, dígame.
- ¿Tiene usted hijos?
- Sí.
- ¿Cuántos?
- Diecisiete.
- (...)
- (...)
- Ehhh... ¿Qué profesión tiene su marido?
- Es lucernador.
- ¿Lucernador?
- Sí, lucernador.
- (...)
- (...)
- ¿Usted trabaja?
- Infinidad.
- ¿Me podría decir cuál es su profesión?
- Sí, yo soy diputada.
- ¿Diputada?
- Talmente.
- (...) (...) (...)
- Dígame, dígame.
- Ehhh... perdone, no necesitamos más datos.
- Ah, encantada. Buenas noches. Salude a sus superiores de mi parte.

Un márketing menos que llama.

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Lo pensó A. a las 18:53 | Enlace a la entrada | 2 Comentarios
25 de septiembre de 2007
Tres sospechas
Ella sospechaba, no me quiere. La sospecha era tierna, recién horneada, apenas una masa que empezaba a subir, aún sin olor de convicción. Sospechas así se vendían todos los días en diversas panaderías de la ciudad, al mismo precio que las recocidas y quemadas, y a nadie le importaba. Todas se comían y alimentaban lo mismo, como todas las sospechas alimentaban rabia. Ella alimentó además alguna esperanza. Las esperanzas son aquellas cosas que se alimentan como a niños enfermos. Como cuando uno pone un garbanzo entre un algodón mojado y espera ver salir las raíces. Puedes mojar mucho el algodón y el garbanzo va y se pudre.

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Sospecho que tienes razón y me estoy volviendo un viejo hipócrita. Pero, déjame decirte, no lo hago aposta. Supongo que si es la edad, me hace feliz empezar a ser prescindible y que mi opinión ya sea solo mía.

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Cuando me cuentas anécdotas de tu trabajo, siempre sospecho que en realidad te gustaría hablar de ti y de tu problema con David. Lo malo es que David, cuando me habla de ti, en realidad querría hablarme de él y de su problema con Jorge. Yo solo soy la que os pone los cafés y lo que quiero es que tú algún día me hables de nosotras.

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Lo pensó A. a las 20:18 | Enlace a la entrada | 2 Comentarios
5 de septiembre de 2007
Baja laboral
- ¿Has visto? No ha venido Adriánez.
- Sí, le dieron por fin la baja por cabreo.
- Pff, al final era por cabreo. Lo siento mucho por él, la verdad es que lo del cabreo es muy chungo.
- Pues sí, pero qué quieres que te diga, me alegro de que se la hayan dado, el tío no podía más. Mejor así, además.
- ¿Por?
- ¿Tú sabes lo contagioso que es eso? Uf, no quiero ni pensarlo.
- Ya, es verdad... Me pregunto si en el período de incubación eso se pega. Estuvo sin confirmar varios meses.
- Puessss... Vanessa andaba rarilla, no sé yo. Ha puesto una mueca a Sánchez que para qué. Casi he tenido que pedirle que se pusiera la mano delante.
- Huy, suena mal. Cuando no te da tiempo a reprimir mueca, ni siquiera en reunión, suena mal.
- Yo no sé qué enseñan ahora. Cuando yo era niño, si se me ocurría muequear sin la mano delante o sin mirar a un lado, me caía un sin cena como escarmiento.
- Ya. Bueno. No empieces con tu infancia otra vez. Es solo una mueca, se le puede haber escapado. No quiere decir necesariamente que esté afectada. Además lo de Adriánez es cabreo profundo. Un cabreo profundo no se coge así como así, ni aunque pilles veinte muecas.
- Joder, cabreo profundo. Lo menos seis meses de baja se va a tener que chupar. Si no un año. Ya lo verás. Y normalmente, estas cosas tienen recaídas.
- Coño. Aún me acuerdo cuando nos decía que no daban con ello, que no sabían, el pobre.
- Llegaron a diagnosticarlo de ansiedad, tú fíjate, casi se muere cuando se lo dicen.
- Gilipollas de médicos de familia. Si la ansiedad ya solo se tiene en el tercer mundo.
- Creo que las vacunas están empezando a fallar, eh.
- No jodas, tío. Se la puse a mis críos hace un par de años.
- Hay cepas resistentes. Y te puedes imaginar de dónde vienen.
- No sigas por ahí, que te conozco.
- Si yo no digo nada. Pero ahí tienes al pobre Adriánez.
- Sí, pero no irás a comparar con la ansiedad, qué barbaridad.
- Ya. Al tiempo. Está claro que es por abusar. La gente no ha respetado nunca las normas para tomar ansiolíticos y ahora no hacen efecto. Qué mierda.
- Bueno, quiera el santo Señor que no los necesitemos. Pero he leído que están desarrollando uno que es una bomba. Te quita síntomas de un plumazo, lo están experimentando en Brasil.
- Los síntomas y la personalidad, eso creo.
- ¿Y? ¿No serás uno de esos fundamentalistas de la personalidad?
- Bueno, no sé. Tal vez si Adriánez hubiera conseguido un poquito, para emergencias, tal vez ahora no estaría de baja por cabreo profundo.
- O tal vez nunca habría entrado a trabajar aquí, más bien.
- Bueno, también...
(...)
(...)
- Anda, cortamos ya, que tengo mucho lío.
- Venga. Apago y nos vemos.

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Lo pensó A. a las 16:56 | Enlace a la entrada | 4 Comentarios