Mi vena kamikaze me llevó la semana pasada a realizar un viaje de esquí a Los Alpes suizos con un grupo de profesionales de ello, además de amigos. Esto fue lo que pasó:
- Hubo lluvia, ventisca, nieve empapada y también calor, sol y paisajes de quitar el hipo.
- Hubo lesiones, 1 (evidentemente, mía)
- Hubo veladas estupendas y llenas de risas y de póker y de dobles sentidos eternos.
- Hubo peleas ficticias y reales. Con talento en todo caso.
- Hubo Mc Gyvers, hubo dormilones, hubo lectores y hubo estudiantes.
- Hubo buena música, buena comida e incluso buen vino en ocasiones.
- Hubo quien no vino y hubo quien se fue antes.
- Hubo auténticas pasadas en la pista, hubo agotamiento y caminos interminables, hubo esperas y hubo "muelle". Incluso hubo bajadas divinas.
- Hubo buen rollo y hubo rebotes; hubo complicidad y camaradería, hubo meriendas gloriosas y hubo, en fin, ganas de repetirlo.
(Aclaración: el monstruo que baja en tabla por la pista negra es Rodri)
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