17 de febrero de 2008
Fragancias, aromas, perfumes
Voy en metro medio dormida y de repente despierta mi olfato. Huele familiar. Huele parecido a alguien: no a algo, sino a alguien. Huele a alguien a quien he olido antes. Quién, quién, quién. Busco pistas en el origen del olor, que tampoco encuentro. ¿Quién ahora, quién? Puede ser ese señor de enfrente bien trajeado y peinado, con maletín. Mmm... no, un poco lejos en alcance. No puede ser el de mi derecha. Es demasiado adolescente y demasiado seguidor de la moda pantalón de cadera bajísima. Huele a persona adulta, en concreto huele a hombre adulto perfumado y estoy segura de haber olido este perfume en algún hombre adulto, pero sin embargo no puedo jurar que sea en los hombres adultos que estoy acostumbrada a oler, lo cual me inquieta un poco. Esto incluye a mis compañeros de trabajo e incluso a los vecinos de mi comunidad un domingo soleado por la mañana. Yo me quedo mucho con los olores y si me pinchan, cito el nombre de las colonias. Ay, qué mal, qué poca duda me cabe de conocer este perfume. Aunque.. ya voy cayendo...

Puede ser... puede ser... sí, puede ser perfectamente. Huele como ese tipo nervioso de la clase de baile del otro día. Sisisisisi. Tal cual, tal cual. Es una colonia de hombre fresca pero no muy cara, de aquellas que bastan poco y cunden bastante. Por alguna razón que mi mente trata de descodificar ahora ese olor se me ha quedado grabado. ¿Quién, quién, quién la está llevando aquí en este vagón? No puede ser la chica de mi derecha, insisto en que es un olor masculino. Tampoco creo que sea de aquel jubilado cansado. Es un olor treintañero-cuarentón. Bueno, puedo ampliar desde los veinticinco a los cincuenta, pero los primeros ya con trabajo y casa propia. No detecto al portador de la fragancia y me pone nerviosa, suelo percibirlo rápidamente. De lo que estoy prácticamente segura es de que mi recuerdo proviene de la pista de baile. Coincide bien, uno destila vapor y olor cuando baila, evidentemente merece la pena perfumarse antes. Los recuerdos olfativos son poderosos y persistentes, y además surgen de repente, como un mazazo, como una sorpresa que dice, eh, has tenido una experiencia olorosa parecida. Tengo que encontrar al nuevo portador.
Estamos cambiando de parada. Mis candidatos se van alejando hacia la puerta, lo cual me impacienta: casi soy capaz de levantarme, ceder mi asiento y situarme detrás de un par de nucas, tengo que descartar; pero me contengo y quedo quieta, fracasada. No lo voy a detectar. Qué frustrante.

Intercambio de pasajeros en la estación de Avenida de América. Suben, bajan, se sitúan, sientan y abren libros. Mi olor se ha disipado... ¿se ha disipado? ¿No? ¿Han subido OTROS candidatos al olor? Dios mío, debe de ser una colonia en oferta. A ver. Quizá ahora el olor lo porta el padre de familia que se me ha sentado al lado. También concuerda. O puede ser aquel un par de asientos más allá, aunque le sobran las bolsas de rebajas. Me estoy declarando rendida por momentos y solo me quedan un par de paradas.

Me levanto y recorro el vagón. Busco una salida cercana a la escalera automática de mi parada, aún con el olor, la frustración y las preguntas en la mente. Y entonces, cuando he pasado un par de puertas, caigo. Lo encuentro. Lo detecto. Me río. Posiblemente, casi nadie lo percibe de todas maneras, ese ambientador que ponen ahora en la línea 10. Me encantaría conocer al responsable de tal decisión aromática: me lo llevaría a bailar.

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3 Comentarios:


  • At 9:13 a. m., Anonymous Anónimo

    Yo también me lo llevaría... A mí ayer, por cierto, me preguntaron qué colonia llevaba que olía tan bien. Y yo preocupada, ya ves. Esas paranoias que le dan a una cuando es tan evidente que hueles a perfume. O cuando es tan evidente que te has puesto semejante escotazo. O cuando es tan evidente que te has puesto semejante minifalda o pantalón apretado. Y como hayas combinado todo (perfume, escote y mini) es como meterse en un vagón de metro, pero con todos los pasajeros varones. No apto para quienes gustan pasar desapercibidas. Oye. Huele. Siente.

     
  • At 2:11 p. m., Blogger MALiZiA

    Hola, he llegado aquí saltando de link en link, y he leído tu post, me gustó, sobreto el final, inesperado. jjjja.
    Me gusta tu narrativa, espero volver pronto, y es cierto yo también tengo un registro especial de los olores, y soy como vos, empiezo a recordar dónde lo olí, antes, hay olores, perfumes,que me traen recuerdos al instante.
    un saludos desde Buenos Aires.

     
  • At 10:36 p. m., Blogger Dafne Berman

    hola. llegue aca creo desde bestiaria. Justamente hoy estaba caminando por la calle, sali un rato a tomar algo de aire y senti un olor, que em recorrio entera. era la colonia de mi ex novio. no sigo enamorada, no me interesa en lo mas minimo ni querria verlo, pero ..por algun extraño motivo me dio mucha nostalgia y me senti chiquitia. Uno no se da cuenta del valor de los olores, pero construyen situaciones, momentos, anécdotas. No te das cuenta de que esta hasta que lo extrapolas a otra situacion, y fue tan raro..